Estados Unidos. El Departamento de Comercio de EE. UU. ha propuesto nuevas reglas que prohibirían el hardware y software de vehículos conectados fabricados en China y Rusia, en un esfuerzo por fortalecer la seguridad nacional frente a amenazas de hacking que el departamento califica de "muy reales".
Estas medidas buscan proteger los vehículos que utilizan comunicación externa a través de Wi-Fi, Bluetooth, y sistemas celulares, cada vez más comunes en la industria automotriz. Funcionarios advierten que estos sistemas están vulnerables a interferencias extranjeras, lo que podría resultar en interrupciones graves.
“Esto no se trata de comercio. Es una acción de seguridad nacional”, afirmó la Secretaria de Comercio, Gina Raimondo. La propuesta, que podría prohibir prácticamente todos los vehículos chinos en EE. UU., llega en un contexto de acusaciones de subsidios injustos por parte del gobierno chino, que distorsionan el mercado global.
Los vehículos conectados, profundamente integrados en la infraestructura estadounidense, plantean riesgos específicos, como advirtió el Asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan. “Los autos actuales tienen tecnologías que podrían ser explotadas por adversarios extranjeros”, enfatizó Raimondo.
El Departamento de Comercio ha estado en conversaciones con expertos de la industria sobre las preocupaciones de ciberseguridad relacionadas con los llamados autos inteligentes. Las nuevas restricciones incluirían tanto software como hardware, con una implementación gradual que comenzaría en 2027 para software y en 2030 para hardware.
La administración también ha impuesto un arancel del 100% a los vehículos eléctricos chinos, intensificando la presión sobre la industria automotriz. China, líder en el sector de vehículos eléctricos, ha visto cómo BYD Co. superó a Tesla en ventas en el último trimestre del año pasado, lo que ha generado preocupación en EE. UU. sobre su dependencia de proveedores chinos.
La principal asesora económica de la Casa Blanca, Lael Brainard, destacó la necesidad de proteger al sector automotriz de acciones comerciales desleales, señalando que el área de Detroit ha perdido más de 55,000 empleos manufactureros desde 2001 debido a la competencia de importaciones chinas.
“Los estadounidenses deben poder elegir el auto que deseen, pero queremos que los vehículos eléctricos sean fabricados en América, no en China”, concluyó Brainard. La propuesta de restricciones se espera que se formalice en enero, tras un período de comentarios de 30 días.